Soneto de la dama
El soneto de la dama La majestad florece en lo sereno... ¡oh manantial de agua cristalina −perfección de la gracia femenina−, que insondable es el fondo de tu seno!; ¿es que acaso resguardas la doctrina que en la esencia de sí misma, ajeno siempre deja al curioso y vil veneno que imprudente proclama toda ruina? Muestras la flor del fruto de tu esencia, y entre más da, más crece su riqueza: ¡que incansable es el cáliz de tu ciencia...! ¡dime Diosa!, ¿me gozo en su certeza, o acaso gozo aquella trascendencia que en sí misma sugiere tal belleza? Comentario Estos catorce versos pueden reducirse a solamente uno, a saber, el verso tercero de la primera estrofa: −perfección de la gracia femenina− ; este verso es el más grande en lo que al significado se refiere. En segundo lugar tenemos el segundo verso de la misma estrofa: ¡Oh manantial de agua cristalina! El orden en que aparecen pone de manifiesto el espíritu del poema: haz de i