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La Virgen del apocalipsis

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Prima la luz que siempre el soberano destila en el presente, majestuosa bienvenida prepara a la gloriosa; ¡oh sacro nacimiento sin profano!, la cúspide del cielo, soempre en vano, recibe en el invierno la espantosa necedad del bribón que todo acosa. Y el temple indigerible por gusano  a la Madre mantiene siempre santa: dragón que participa de la esfera  sublunar la pureza de su planta persigue encarnizado; mas certera se coloca al agrigo de la cuanta pues ella ya eligió de luz partera. La virgen del apocalipsis (pintura de Miguel Cabrera)

Oposición asimétrica

  ¡Ay síntesis!,  el juego de tus niñas  hay veces que me pierde,  pero hay viene  ya tu esclava, la espada ella sostiene,  y en tierra está trazando algunas líneas… son letras separadas:  En la viña, dos melgos, la verdad siempre mantienen, feliz y muy atenta a mi me tienen: tan lejos los contemplo de la riña… Hay uno que en la diestra bien soporta la gran copa; y el otro muy triunfal, las uvas tan hermosas le coloca… y canta mi señora: «universal se llama el de la copa, y el que corta los racimos es llamado individual».

Soneto de la dama

El soneto de la dama    La majestad florece en lo sereno...  ¡oh manantial de agua cristalina  −perfección de la gracia femenina−,  que insondable es el fondo de tu seno!;   ¿es que acaso resguardas la doctrina  que en la esencia de sí misma, ajeno  siempre deja al curioso y vil veneno  que imprudente proclama toda ruina?   Muestras la flor del fruto de tu esencia,  y entre más da, más crece su riqueza:  ¡que incansable es el cáliz de tu ciencia...!  ¡dime Diosa!, ¿me gozo en su certeza,  o acaso gozo aquella trascendencia  que en sí misma sugiere tal belleza?   Comentario Estos catorce versos pueden reducirse a solamente uno, a saber, el verso tercero de la primera estrofa: −perfección de la gracia femenina− ; este verso es el más grande en lo que al significado se refiere. En segundo lugar tenemos el segundo verso de la misma estrofa: ¡Oh manantial de agua cristalina! El orden en que aparecen pone de manifiesto el espíritu del poema: haz de i