La Virgen del apocalipsis
Prima la luz que siempre el soberano destila en el presente, majestuosa bienvenida prepara a la gloriosa; ¡oh sacro nacimiento sin profano!, la cúspide del cielo, soempre en vano, recibe en el invierno la espantosa necedad del bribón que todo acosa. Y el temple indigerible por gusano a la Madre mantiene siempre santa: dragón que participa de la esfera sublunar la pureza de su planta persigue encarnizado; mas certera se coloca al agrigo de la cuanta pues ella ya eligió de luz partera. La virgen del apocalipsis (pintura de Miguel Cabrera)